Construcción de 237 rascacielos cambiará radicalmente la cara de Londres en la próxima década

Capital de Inglaterra atraviesa período de acelerado crecimiento con arribo anual de 100.000 nuevos habitantes

AFP

01/10/14 | 18:43pm

Hace años el Big Ben y la catedral de Saint Paul dominaban el cielo de Londres. Hoy 237 están en construcción o tienen permiso para empezar en los próximos años en Londres, según un estudio de la organización New London Architecture.

Es un cambio radical en una ciudad que presumía de su escala humana, de casas de ladrillo rojo de tres pisos. La cifra fue una revelación incluso para las autoridades, porque los permisos los concede cada barrio y no hay información centralizada.

"El número de rascacielos que vamos a ver surgir en los próximos 10 años va a cambiar la cara de Londres como nunca se había visto en la historia, aparte quizás de cuando se construyó la catedral de Saint Paul", completada en 1710, explicó Peter Murray, presidente de la New London Architecture, una organización de análisis de la arquitectura y la planificación urbana de la capital.

La catedral mide 111,3 metros, prácticamente un tercio que The Shard (306 metros), el rascacielos más alto de Europa, que se alza en el barrio londinense de Southwark, y menos que 68 de los próximos rascacielos.

La llegada de todas estas construcciones se debe "a que Londres atraviesa un periodo de enorme crecimiento; están llegando 100.000 habitantes más cada año, lo que significa que la actual población de 8,3 millones crecerá hasta los 10 millones en 2030 y hasta los 13 millones en 2050", explicó Murray.

"Tenemos escasez de casas, precios del suelo altos, mucha inversión internacional, y unas autoridades locales" necesitadas de impuestos que reciben con los brazos abiertos cualquier nuevo proyecto, agregó.

La vivienda que aportarán los rascacielos no es barata. "Están diseñados para ricos. Es totalmente lo contrario de lo que vimos en los años 60 y 70, cuando se construían edificios feos de hormigón para pobres".

La vivienda se encarece a su alrededor y se transforma en oficinas, desaparecen las pescaderías, carnicerías y zapateros y en su lugar aparecen cadenas de cafeterías y de sandwiches para oficinistas.

Para los firmantes de una carta que apareció en el dominical The Observer -arquitectos, asociaciones de vecinos y de preservación del patrimonio, entre otros- "muchos de esos rascacielos son de una calidad arquitectónica mediocre" y amenazan "el carácter único de Londres y su identidad".

A mucha gente, sin embargo, le gustan. Como a Neal Davies, un ciudadano que paseaba por delante del Walkie-talkie y que dijo que "cuando se construyó la Torre de Londres tampoco gustaba a la gente".

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