Hacienda, Banco Central e ICD alegan desconocimiento e incompetencia ante uso de bitcoins en el país

Con la salida de los bitcoins en 2009, las monedas virtuales llegaron con la intención de revolucionar el mundo financiero. Costa Rica no escapa a esa posibilidad luego de que este miércoles AmeliaRueda.com revelara que una empresa de origen venezolano instalará un cajero para adquirir este tipo de moneda virtual en setiembre; sin embargo, las autoridades competentes en el país aseguran carecer de las herramientas, e incluso del conocimiento, para hacer frente a estas transacciones o tan siquiera pensar en fiscalizarlas.

Por su naturaleza, la criptomoneda escapa de la supervisión estatal. Este es parte del encanto pero también lo que podría generar dudas sobre la posibilidad de usar el mecanismo con propósitos ilícitos.

El director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), Guillermo Araya, indicó que estas transacciones digitales no tienen ninguna prohibición en el país, sin embargo, admitió que pueden existir claroscuros en su uso.

"Por las evidentes potencialidades de esos medios de pago para ser usados en actividades ilícitas, debe verificarse que no se estén usando cuentas bancarias de entidades supervisadas para las transacciones de esas monedas, y si así fuere, verificar que las entidades financieras han analizado los riesgos y tomado las medidas correspondientes para evitar que se realicen acciones de lavado o fraude. Esto debe estar muy adecuado a las medidas de supervisión del órgano supervisor", indicó el Jerarca.

Pese a lo anterior, la única manera de poder fiscalizar estos procesos es si las transferencias se vinculan con algún banco, los cuales sí son sujetos fiscalización.

Araya sugirió la necesidad de generar más discusión en esta materia pues admitió que existe poco conocimiento entre las diferentes entidades competentes.

"Este tema de las monedas virtuales, así como lo relacionado al dinero electrónico debe empezar a estudiarse a nivel país con mayor precisión. Los actores que deberían estar en el estudio de esto son, a mi juicio, el Banco Central de Costa Rica, Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), el ICD y Ministerio de Hacienda en primera instancia", recomendó el funcionario.

El Jerarca añadió que no se trata de satanizar las criptomonedas sino contar con un entorno propicio donde exista transparencia y capacidad de acción por parte de las autoridades.

Mediante su oficina de prensa, el Banco Central de Costa Rica (BCCR), informó que carecen de competencias para fiscalizar este tipo de transferencias, cuyo proceso es casi desconocido por las entidades supervisoras.

No existen datos sobre la cantidad de costarricenses que utilizan moneda virtual como medio de pago o transacciones.

Dentro de los atractivos de estas divisas electrónicas es que las transferencias se hacen de persona a persona sin necesidad de intermediarios como bancos, no se ajusta a las regulaciones locales pues es global y las cuentas no pueden ser congeladas.

¿Lavado de dinero, legitimación de capitales?

Los bitcoins buscan cabida en el contexto costarricense. La empresa Cryptobuyer, originaria de Venezuela pero domiciliada en Panamá, planea instalar el próximo mes el primer cajero automático en San José que funciona con esta divisa electrónica.

El director ejecutivo de la compañía, Jorge Farias, comentó que en Costa Rica existe un mercado potencial pero aún incipiente que quieren explotar.

El impulsor de la moneda digital señaló que la falta de conocimiento es uno de los principales motivos por los cuales existen muchos estereotipos.

"Bitcoin carga un estigma de que es utilizado para lavado, legitimación de capitales, narcotráfico, y siempre la gente repito lo mismo: Bitcoin es el peor sistema para lavar dinero en el mundo porque deja trazas, tiene un registro único de operaciones que es totalmente abierto, y donde eventualmente con el forencic adecuado tú puedes saber de dónde salió un dinero de un punto A a un punto B", indicó Farias.

Casos de este tipo son conocidos en el mundo, uno de los más sonados es del francés Mark Karpelès, conocido en el pasado como "el barón del bitcoin", e inculpado por falsificación de datos y desvío de fondos. Este sujeto se habría embolsado 340 millones de yuanes de depósitos de clientes de la plataforma MtGox.

En mayo anterior, un tribunal de apelaciones de Nueva York confirmó la cadena perpetua para Ross Ulbritch, fundador del sitio de venta de drogas en línea "Silk Road", que era considerado antes de cerrar como el mayor del mundo. En esta plataforma se permitía adquirir heroína, cocaína, LSD y otros productos ilegales, como documentos falsos, mediante el empleo de bitcoins para garantizar el anonimato a miles de compradores en todo el mundo.

Otro caso data del 2015, cuando un exmiembro del Servicio Secreto de Estados Unidos se declaró culpable de malversar más de 800 mil dólares en la moneda electrónica mientras desplegaba una investigación.

A criterio de Farias, realizar estas acciones con bitcoins es "estúpido", no obstante, defendió que se trata de montos menores en comparación con los actos ilícitos que involucran dinero regular.

América Latina apenas da sus primeros inicios en el uso de bitcoins, por ejemplo, solo existen seis cajeros automáticos de este tipo en la región.

El director ejecutivo de Cryptobuyer indicó que los ATM son una manera de incentivar el uso de la moneda electrónica pues así las personas pueden ver el producto de manera tangible.

La empresa tiene en análisis tres posibles localidades en la capital costarricense para la instalación del cajero, las cuales están sujetas a estudios de mercado.

Consultado sobre el tema, el Ministerio de Hacienda indicó que no tiene injerencia en estos procesos.

Cryptobuyer recibe de tres a cuatro consultas semanales de usuarios de bitcoins procedentes de Costa Rica.

Farias concluyó diciendo que la intención de las monedas virtuales no es desplazar por completo las transacciones tradicionales sino ser una alternativa para nuevas generaciones (millenials) que buscan mecanismos más fáciles, sin tantos requisitos ni intermediarios.