Ferias culturales, pasacalles y promociones: comercios cercanos al Poás se reinventan

Ferias culturales, pasacalles y promociones son parte de las estrategias que los comerciantes cercanos al Parque Nacional Volcán Poás tienen en mente para enamorar a los turistas, desligarse de la imagen del volcán y generar una "identidad" que les permita recuperarse económicamente.

El presidente de la Cámara de Turismo del Volcán Poás, Lionel Araya, indicó que están analizando opciones para que la zona de Poás, Fraijanes y Poasito adquieran una identidad más allá del atractivo del coloso y que las personas regresen.

"Nuestro mayor atractivo está cerrado, entonces nosotros tenemos que atraer a la gente con un concepto diferente. Queremos generar una serie de actividades distintas para que la gente venga a comer rico, respirar aire fresco, disfrutar en familia y que se devuelva a su casa contenta", indicó.

El plan se está gestando en coordinación con el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y Tejiendo Desarrollo para articular las acciones.

"Reinventarse cuesta mucho, cuando usted va en un mismo trillo pero cuando se lo desvían usted se pregunta ¿ahora qué hago? Son más de 40 negocios que tenemos que ponernos de acuerdo", comentó Araya.

Una prueba de fuego para la zona serán las vacaciones de medio año, momento en el que los comerciantes esperan volver a levantar las ventas.

Los resultados de un estudio elaborado por la Universidad Latina reveló que mientras anteriormente estos comercios aledaños recaudaban ingresos cercanos a los ¢769.643 diarios, después del cierre del parque nacional se redujo a apenas ¢40 mil.

La investigación detectó que el 16 por ciento de los negocios no puede hacer frente en la actualidad a las deudas, 68 por ciento no aguantaría un mes más, 11 por ciento pueden permanecer a flote por dos meses más y solo cinco por ciento por cuatro meses.

El volcán Poás reactivó su actividad de manera más fuerte a partir de Semana Santa, lo cual obligó al cierre del parque nacional como medida de precaución ante la expulsión de material.

Pese a lo anterior, las comunidades aledañas no se ven afectadas por esta situación y no genera riesgos para los ciudadanos.

El volcán Poás se convirtió en el aliado más fiel de sus vecinos en las comunidades que reposan en sus faldas. Tal era el atractivo, que muchos vieron la oportunidad de montar sus negocios y vivir de los turistas que el coloso atraía con su majestuosidad.

Tras varios años dormido, el macizo volvió a despertar y en poco más de dos meses espantó a los visitantes que generaban ingresos para las familias de la localidad.