Seis de cada 10 reclusos en Costa Rica trabajan mientras cumplen su condena en prisión

​La mitad de estos privados de libertad realizan labores de servicios generales en las cárceles del país

06/05/16 | 13:23pm

Trabajar pese a estar en la cárcel es una realidad para el 60 por ciento de los reclusos del país. Así lo evidencia los datos del Ministerio de Justicia y Paz.

La información más reciente indica que a diciembre del año anterior 7.509 privados de libertad de un total de 12.567 tenían un trabajo en el sistema institucional.

El director de Adaptación Social, Reynaldo Villalobos, explicó que a la persona se le realiza una prueba de aptitud para conocer sus habilidades y así asignarle una tarea que pueda realizar efectivamente.

Director de Adaptación Social, Reynaldo Villalobos

El privado de libertad tiene la posibilidad de trabajar en servicios generales que son los trabajos propios del centros penitenciario como mantenimiento, ayudante de cocina o limpieza.

También existen convenios con empresas privadas para labores de manufactura.

Algunos centros correccionales cuentan con espacios como huertas donde los reclusos pueden colaborar con labores agrícolas.

Otra posibilidad es la actividad autogestionaria, la cual consiste en un trabajo que desarrolla la persona a partir de capacitaciones que recibió o aprovechando un talento. Es de esta forma como algunos optan por las manualidades y el arte para generar un ingreso extra con la venta de los artículos afuera de prisión por parte de sus familias.

El Código Penal de Costa Rica establece que las personas privadas de libertad pueden trabajar para reducir su sentencia. De esta manera, dos días laborados se traducen en un día menos de la pena dictada por un juez.

Rehabilitación

Los reos que trabajan en el sistema penitenciario reciben un incentivo económico, el cual les ayuda a suplir necesidades básicas.

Si se trata de un convenio con empresa privada, se procura que reciban el salario mínimo por la labor que realizan.

DIRECTOR DE ADAPTACIÓN SOCIAL, REYNALDO VILLALOBOS

Villalobos indicó que aunque el dinero representa una motivación para muchos, la realidad es que el fin de los trabajos es mantener ocupadas a estas personas y desarrollando destrezas que podrán utilizar una vez que cumplan su condena.

El funcionario especificó que el sistema considera el estudio como un trabajo, por lo que tiene las mismas garantías de reducción de pena establecidos en la legislación.

Alrededor de ocho mil personas privadas de libertad cursan sus estudios en diferentes niveles mientras permanecen recluidos.

En el caso de los reos del sistema semi institucional (los que tienen libertad para salir del centro penitenciario) deben contar con un trabajo fijo para optar por este mecanismo.

En algunas ocasiones Adaptación Social busca alianzas con el sector privado para garantizar estos puestos de trabajo.

Justicia se encuentra concretando un convenio con la Municipalidad de Liberia para destinar reclusos a la reparación de una calle.

Villalobos detalló que en la década de los 90 existía un programa para que los privados de libertad realizaran labores de bacheo, sin embargo, una vez finalizado el presupuesto se cerró el proyecto. La idea es volver a reactivar este tipo de iniciativas para aprovechar mano de obra para bien social.

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