De pie contra la demolición

​De por qué una zapatería es lo único que queda en una esquina josefina donde 1.000 metros cuadrados de edificaciones fueron demolidas por “ruinosas e insalubres”

31/01/15 | 12:26pm

Cuatro sombreros, 10 zapatos, 92 cinturones, 19 hebillas y 176 pares de botas se pelean el espacio en la Zapatería Panamá cual si fueran pasajeros en un bus de Sabana Cementerio en plena hora pico. El local, 125 metros al noreste de Torre Mercedes, en el cantón central de San José, es más grande por dentro que por fuera.

“Jamás te des por vencido”, dice un rótulo pegado en la pared de la zapatería. Su dueño, Carlos Aguilera ha hecho de esa frase su filosofía de vida. Don Carlos fue el único inquilino que impidió la demolición de los dos metros cuadrados que le dan de comer. Los tres comercios y las cuatro casas que ocupaban los 1.000 metros cuadrados de esa esquina, hoy son solo escombros.

Quien cambió el paisaje de esa esquina fue el Ministerio de Salud. Ante una denuncia, la institución hizo una inspección de las estructuras, de madera y con hasta más de 100 años de antigüedad.

“Eran ruinosas e insalubres”, precisó el director de la región Central Sur, Guillermo Flores Galindo.

El ministerio declaró inhabitable el sitio y emitió una orden de desalojo que debía hacerse efectiva el 24 de diciembre.

Cuenta Claudia Carro, representante de Carro S.A., sociedad anónima dueña del terreno y de los inmuebles, que algunos inquilinos recibieron ayuda del Instituto Mixto de Ayuda Social, entidad que brinda un subsidio de alquiler a personas necesitadas.

Todos se fueron. Todos menos el habitante del más pequeño de los locales.

Don Carlos ha hecho de todo para mantener vivo el legado de su padre, quien abrió el negocio hace cinco décadas; y el de su abuelo, quien le enseñó el oficio de zapatero. Primero, con la asesoría de un abogado, interpuso un interdicto de amparo de posesión ante el Juzgado Segundo Civil de Mayor Cuantía de San José, luego; un recurso de revocatoria con apelación en subsidio ante el Ministerio de Salud y, finalmente, un recurso de amparo ante la Sala IV.

La primera medida tiene como objetivo poner fin a los malestares que aquejan a un poseedor (en este caso a un inquilino) producto de un determinado cambio en las condiciones en que se encontraba, y las otras dos, que se dé marcha atrás a la declaratoria de inhabitabilidad.

Hasta que no se agote la vía legal, Salud no ejecutará acción alguna, según reconoció el propio Galindo, por lo que don Carlos, de momento, puede seguir operando su negocio.

No obstante, la lucha por mantener la zapatería en pie requiere más que recursos e interdictos. Don Carlos ha tenido que montar guardia en la zapatería, día y noche, para evitar que se roben su mercadería o le derriben el local.

El zapatero, fiel a su filosofía de vida, dice que no dará ni un paso atrás, seguirá confeccionando calzado y con las botas puestas hasta que la justicia se pronuncie. Por lo pronto, la imagen de Zapatería Panamá sobresale en la selva urbana como una imagen de antaño que se resiste a la extinción.

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