​Paquistaní ciego es capaz de arreglar carros con la ayuda de su oído y tacto

​El hombre empezó a los 15 años revisando embragues

AFP

07/07/15 | 18:13pm

De niño, Asif Patel desmontaba juguetes y transistores fiándose únicamente de su tacto para volver a recomponerlos. Hoy, ya en la cuarentena, es mecánico en la ciudad paquistaní de Karachi, una insólita historia de éxito en un país que no da muchas oportunidades a los ciegos como él.

En un polvoriento taller del barrio de Lasbela, los clientes desfilan para dejar sus coches en manos de este inusual mecánico. ¿Problemas con un Toyota? Asif abre el capote, sumerge sus manos en el motor y escucha el murmullo del carburador para realizar los habituales ajustes.

"Mi padre me daba todo tipo de cosas para que yo desmontara y montara después", cuenta sobre su infancia. Nacido con una forma inusual de ceguera, Asif Patel simplemente no tiene ojos.

Como alrededor de otros dos millones de ciegos en Pakistán, de los cuales más de la mitad podrían ser tratados con una operación de cataratas, él debió recorrer su propio camino en una sociedad que no ofrece muchas oportunidades a los invidentes, a menudo limitados a quedarse en casa, renegados por sus familiares o sumergidos en la mendicidad.

Después de haber abandonado la escuela, Asif consiguió con 15 años su primer empleo a tiempo parcial en un garaje cerca de su casa, donde trabajó desmontando las piezas del embrague. Después ascendió de rango.

¿La clave de su éxito? Tocarlo con el fin de "ver cómo funcionan las cosas", dice cándidamente.

Para encontrar su primer trabajo, Asif debió probar su singular talento. "Tuve que abrir las piezas del embrague, demostrando mi soltura, que entrené anteriormente en otro taller..."

Después le pidieron meterse con la caja de cambios. "Entonces me coloqué bajo un coche y me di cuenta que detrás del embrague... estaba la caja de cambios", recordó. "Mentalmente, reconstituí el rompecabezas para retirar la caja de cambios del vehículo. Me llevó 15 minutos".

Un don de Dios

"Retirando la caja de cambios, me gané su confianza. Ahora sabían que el niño que era tenía un don de Dios, que podía hacer el trabajo", rememora.

Asif aportó su propio coche al garaje para continuar entrenándose con sus nuevos compañeros y probar su valía.

"El trabajo de un mecánico es el de diagnosticar. Todo el mundo puede ser un mañoso improvisado. Pero la cuestión central es la de ver si hay un problema en el vehículo y comprender la causa de ese problema", dijo, ataviado con su túnica verde y su barba rasposa.

"Es un regalo de Alá si consigo identificar los problemas", prosiguió el atípico mecánico, mientras que los clientes llegan a su taller de Karachi, puerto laberíntico de 20 millones de habitantes.

Ese día, Fahad Younis, un treintañero especializado en la importación y exportación de vehículos, aparece con un Nissan para reparar. "Asif repara los coches sin importar el problema que tengan, es por eso que le confiamos todos nuestros vehículos, grandes o pequeños", asegura alabando la calidad de su trabajo.

A pesar de su éxito y el apoyo incondicional de su familia, Asif atravesó grandes problemas, como la vez en la que se incendió un motor que tuvo que apagar con arena, o cuando un gato cedió mientras trabajaba bajo el vehículo.

Ciego y autodidacta, Asif Patel no se considera sin embargo un minusválido, aunque algunos lo vean así.

"Si realmente fuera minusválido, no estaría en condiciones de hacer lo que hago. Cuando estás privado de algo desde tu nacimiento, no tienes la sensación de que este algo te falte. Pero si por el contrario te lo han retirado, entonces sufres mucho más", reflexiona con toda humildad en su taller.

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