La "suerte" del simulacro

​Tres helicópteros y 54 enfermeros estaban listos este jueves para atender una emergencia que no esperaban

20/10/16 | 19:42pm

La adrenalina al tope. El ruido ensordecedor. Los asegurados se ubican detrás de un mecate, alistan sus teléfonos inteligentes y al unísono los levantan para grabar las aspas de una mole de 4.300 kilogramos a punto de aterrizar.

El viento producido por las dos hélices levanta el polvo y obliga a cerrar los ojos por unos segundos. Algunos se arrepienten y guardan sus cámaras, otros las sostienen fuerte con las dos manos.

Para ellos es un espectáculo inesperado.

Para quienes están delante del mecate, es algo serio. "Fuera gorras y lentes", grita uno de los hombres que custodian la zona, cuyo chaleco rojo con logotipos oficiales indican del peligro y demuestran conocimiento de causa. Un motorizado subestima las advertencias de los brigadistas y se arrepiente tarde, ya cuando su casco volaba por el piso más de 15 metros.

A eso de las 11:00 a.m llegó el primer paciente, a las 11:27 a.m. ocurrió el segundo aterrizaje de los seis que recibiría este jueves el helipuerto-parqueo del Hospital México, convertido en el principal centro de atención para recibir pacientes graves del mortal vuelco de un autobús en Nueva Cinchona. El accidentó dejó un saldo de al menos 12 fallecidos y 18 heridos.

Bomberos, paramédicos, enfermeras, camillas listas y el perímetro cerrado. La preparación médica se veía "de película" pero no lo era. Se trataba de una coincidencia que le salvaría la vida al menos, a cuatro personas.

Así lo reconoció el director a.i. de Emergencias de ese centro médico, José Martínez, quien atendió a los pacientes in situ. A la primera de ellas la transportaron cerca de 150 metros lejos del accidente, donde el ávido piloto había aterrizado el helicóptero. Su estado crítico hubiera hecho imposible que sobreviviera un viaje por tierra hasta el hospital josefino, afirmó el médico.

Tres horas y media antes

Tres horas y media antes de que la realidad le ganara al montaje, tres helicópteros y 54 enfermeros de los hospitales de Nicoya, México y Quepos estaban listos para vivir simulacro de sus vidas. Se aprestaban para terminar una capacitación sobre Transporte Aeromédico organizado por el Hospital México en colaboración con el Colegio de Enfermeras y la empresa especializada en la materia, Air Evac internacional.

Un día antes aprendieron la teoría: ¿Cuándo se realiza un transporte aéreo y cuándo no? ¿Cómo se estabiliza un paciente a la hora de subirlo y bajarlo del helicóptero? ¿Cuáles cuidados se deben procurar durante el viaje?

Cinco minutos después de recibir la alerta en su radio de comunicación, pasadas las 9 a.m., el médico José Martínez corrió a la explanada del hospital con un mensaje: el simulacro de emergencia ya no lo era, era una "emergencia de verdad". Diez minutos después ya estaban subidos en la aeronave, 30 minutos después ya sobrevolaban el lugar del accidente.

En total cuatro helicópteros aterrizaron y despegaron del México, tres de ellos de la empresa Air Evac internacional y uno de Aerodiva, quien posee un contrato con la CCSS para servir como ambulancia aérea.

Al momento del simulacro eran tantos enfermeros que no todos se necesitaron (al mismo tiempo) para atender la emergencia, comentó un enfermero nicoyano que prefirió no dar su nombre. Ayudó a recibir al Paciente 1. Iba grave con muchas fracturas y traumas craneales, relató.

Le llamó así porque el protocolo les ordena a clasificarlos en orden de prioridad, sus identidades no son relevantes para los médicos hasta no asegurar su integridad física, dijo. Sentado en las gradas del hospital, señalaba las cuatro camillas, escoltadas por una docena de médicos y estacionadas en la rampa de ingreso. Ya habían llegado los Pacientes 1, 2, 3 y 4. "Eso significa que faltan más pacientes", comentó.

Cada año se realizan entre 30 y 50 viajes ambulancia, relató el copiloto Ariel Zamora. Hoy hicieron cuatro de ellos, dos hacia el México y dos hacia el aeropuerto Tobías Bolaños, que sirvió de escala para transportar a los pacientes hacia el hospital San Juan de Dios.

A las 11:30 a.m. despegaron rumbo al hospital de San Carlos, primer destino de los "pacientes rojos" atendidos por la Cruz Roja en Nueva Cinchona, a 50 kilómetros de San José.

Al llegar a La Uruca, la inusual muchedumbre de 54 enfermeros los recibía.

La presencia de los brigadistas facilitó la atención de los pacientes. "Fue muy importante", reconoció en conferencia de prensa el emergenciólogo, Tomás Obando.

Si la emergencia hubiera ocurrido otro día, "hubiéramos tenido que hacer equipos del personal que está laborando para intentar despegar a alguien" para que atendiera la emergencia, confesó. El resultado hubiese sido de más fallecidos posiblemente.

La "suerte" de un simulacro: doctores, enfermeros y helicópteros listos que permitieron la atención oportuna de algunos costarricenses. Desafortunadamente, la noche de este jueves eso no fue suficiente para todos los ocupantes de la buseta de pensionados de la Universidad Nacional.

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