Se encontró patrón con forma de mano en costado izquierda de la cajuela
Paulo Villalobos
22/07/21 | 10:54am
El carro del sospechoso de asesinar a Allison Bonilla Vásquez presentaba rastros de sangre en sus asientos delanteros y cajuela, aún cuando había sido lavado y le faltaban dos de sus alfombras.
Los residuos fueron detectados el 27 de marzo de 2020 por un perro especializado en la búsqueda de fluidos humanos llamado Baco en el Laboratorio de Criminalística Especializado en Búsqueda de Evidencia Traza (Lacebet), en el Complejo de Ciencias Forenses en San Joaquín de Flores, Heredia; según detalló este jueves la especialista en Escena del Crimen, Beatriz González Brenes, en el cuarto día del juicio del homicidio en el Tribunal Penal de Cartago.
El vehículo, un BMW vino tipo hachtback, fue decomisado a un vecino de Ujarrás de Paraíso llamado Nelson Sánchez Ureña; acusado de perpetrar el homicidio de la joven.
De acuerdo con la funcionaria, tras la incautación, el vehículo fue sellado y llevado hasta la Ciudad Judicial donde se le practicaron diferentes diligencias.
La primera versó en una revisión general del auto con el objetivo de identificar evidencias que se pudieran sumar al caso.
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No obstante, González Brenes explicó que a simple vista solo se ubicó un elemento de interés para la pesquisa, que consistía en un trozo de tela a rayas verdes y blancas, cuyos extremos se encontraban amarrados con tape negro, ocasionando un espacio similar al de las muñecas.
Por lo demás la servidora judicial precisó que el carro se veía "completamente limpio", al punto que los asientos y alfombras tenían un abrillantador -conocido como "nais"-. Otro elemento que destacó del automotor es que este no tenía la alfombra del asiento del conductor ni de la cajuela.
Una vez culminada esa revisión, se procedió a hacer una prueba con el can adiestrado. El animal marcó posibles rastros de sangre en los dos asientos frontales y en la cajuela del vehículo.
Ante esa situación se procedió a aplicar luminol -químico que reacciona con la hemoglobina y libera destellos azules al exponerse a luz negra en la oscuridad- y se determinaron importantes focos de sangre en la parte trasera. Incluso en el costado izquierdo de la cajuela, en un cobertor de tela, se logró observar un rastro con forma de mano.
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Posteriormente la encargada de realizar las pruebas con el compuesto, Tatiana López Morales, comprobó que se trataba de sangre humana.
El miércoles el investigador del crimen, Felipe Aguilar Castillo, aseveró que también se ubicaron manchas de sangre en el cobertor de plástico de la cajuela, de las cuales se tomaron muestras que genéticamente eran compatibles con Bonilla Vásquez. González Brenes no hizo mención sobre esa situación y tampoco fue consultada al respecto.
De igual forma, el funcionario del Organismo reveló que del trozo de tela encontrado en la cajuela también se hicieron muestras de rastros sangre que arrojaron coincidencias de ADN con el sospechoso y la víctima.
El testigo Brandon Sánchez Sojo -primo de Sánchez Ureña y amigo de Bonilla Vásquez- y una cámara de seguridad ubican al BMW vino al lado de la joven poco antes de la desaparición de esta. Esos elementos fueron los que motivaron un allanamiento a la vivienda del indilgado, donde se decomisó el carro.
Aguilar Castillo también dio a conocer que el auto fue grabado camino al botadero clandestino de Cachí de Paraíso en el que finalmente se encontraron los restos de la mujer y sus prendas.
Allison Bonilla Vásquez desapareció la noche del 4 de marzo de 2020, mientras caminaba de vuelta a su hogar en Ujarrás de Paraíso de Cartago. Ese día regresó antes del colegio nocturno de Cachí porque las clases se cancelaron.
Como era usual, viajó en bus y al llegar a la parada más cercana a casa se bajó para emprender a pie un recorrido de 1,2 kilómetros en el que se topaba a su madre, Yendry Vásquez Cordero. Sin embargo, en esta ocasión la joven que entonces tenía 18 años no apareció.
La pesquisa realizada por la Delegación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Cartago -iniciada un día después, a partir de la denuncia hecha por la mamá de la víctima- apunta a que en el camino, Bonilla Vásquez fue interceptada presuntamente por un vecino suyo llamado Nelson Sánchez Ureña.
El 5 de marzo de 2020 la Policía Judicial encontró en una explanada a 300 metros del clausurado paradero turístico Charrara unos anteojos que pertenecían a la víctima. Desde ese momento, se estableció un sitio de trabajo que implicó una inspección profunda de la zona, con lo que fue posible ubicar un rastro de sangre que se extendía por 140 metros, hasta una finca situada en la vera del camino que recorría Bonilla Vásquez. La misma concordaba con el ADN de la familia de la joven.
Fue entonces cuando el Organismo empezó a realizar entrevistas, perfiles y análisis de datos -incluida información confidencial- que lo llevaron a acercarse a la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos para pedir un allanamiento en una vivienda, el cual se concretó la tarde del 29 de marzo. En la casa habitaba Sánchez Ureña, a quien en ese momento le fue incautado su vehículo.
Para aquella oportunidad, el Ministerio Público se limitó a indicar que el sujeto era sospechoso pero que en las diligencias no se encontraron indicios o evidencias importantes para la causa 20-000825-0058-PE.
Ocho días más tarde un peatón encontró la cédula de Bonilla Vásquez en un cafetal de Ujarrás de Paraíso.
El 1° de julio de 2020, el abogado Rodrigo Araya Solano ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que ya sabía quién había tomado a la joven. Incluso, en esa oportunidad aseveró que otras dos personas le ayudaron a la primera a perpetrar el crimen.
No obstante lo anterior fue hasta el 2 de setiembre de 2020 que la Policía Judicial y el Ministerio Público procedieron a realizar la captura de Sánchez Ureña.
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El director general del Organismo, Wálter Espinoza Espinoza, explicó un día más tarde que el sospechoso era objeto de vigilancia y monitoreo toda vez que se estimaba que este podía regresar a algún sitio que permitiera dar con el paradero de la mujer; situación que no ocurrió. En esa oportunidad, el jefe policial también reveló que en el vehículo incautado se encontró sangre coincidente con el rastro que llevaba a la finca.
Sin embargo, se determinó que el sospechoso tenía previsto cambiar de domicilio, por lo que se procedió a su captura.
Una vez detenido el sujeto este confesó haber interceptado, violado y asesinado a la mujer cuando rindió declaración indagatoria, según lo dio a conocer Araya Solano el 4 de setiembre de 2020. Pero en un segundo momento procesal, 24 días más tarde, retiró lo dicho y alegó entonces que su versión inicial se dio en medio de presiones por parte de servidores judiciales.
A raíz de un reporte la Policía Judicial inició la búsqueda del cuerpo de Bonilla Vásquez en un botadero de basura clandestino en San Jerónimo de Cachí de Paraíso el 3 de setiembre de 2020, pero fue hasta 25 días después que se lograron ubicar huesos humanos y prendas que el 5 de octubre de 2020 se confirmó pertenecían a la joven.
El 10 de octubre de 2020, la madre de la joven llevó una cruz y arreglos florales hasta el lugar en el que se encontrar los restos óseos para despedir a Bonilla Vásquez. El funeral de la mujer se llevó a cabo 15 días más tarde.
Nota del redactor: Esta publicación fue ampliada a las 4:35 p.m. del 22 de julio de 2021.
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