Gasolina con etanol implicará mayores riesgos ambientales, advierten organizaciones ecologistas

La mezcla de gasolina con etanol que la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) anunció la semana pasada implicará mayores riesgos ambientales.

De esa forma lo advirtió este lunes el Bloque Verde -conformado por Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza (Fecon), CoecoCeiba Amigos de la Tierra y Asociación Ambiental Sula- en un comunicado sobre la denominada ECO95, cuya venta y distribución está prevista para comenzar el 30 de mayo próximo.

El boletín recalca que el origen del carburante son los monocultivos de origen vegetal, mayoritariamente la caña de azúcar o la remolacha azucarera. Justamente, la primera de ellas ya representa un problema socioambiental en Costa Rica, debido al abuso de agrotóxicos, las quemas en la zafra y el desperdicio de agua.

Según la nota de prensa, el Gobierno de la República requiere comprar unos 360 mil barriles de etanol, o sea, unos 57 millones de litros. Para producir esa cantidad, es necesario sembrar unas 10 mil hectáreas de caña azucarera.

La Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar (Laica), estimó en 2013 que en el país, los productores aplican entre dos y seis riegos durante el ciclo de cultivo, ya que requiere un volumen de agua de entre 1.200 y 3.500 metros cúbicos.

Así las cosas, el promedio ronda por los 2.350 metros cúbicos del líquido vital, lo que equivaldría a unos 2.350.000 litros anuales por hectárea. Si a ello se le suma que por hectárea, se tiene un rendimiento de seis mil litros de etanol, tal y como lo indica la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura (FAO); en Costa Rica serían necesarios 400 litros de agua por cada litro de etanol.

Sin embargo, la Refinadora ha indicado que el componente no sería producido en el país, sino importado.

Además del gasto de agua, se tiene que el combustible mezclado con etanol es más propenso a fugas y se sublima de forma más agresiva que la gasolina pura, lo que podría aumentar las posibilidades de que se contaminen fuentes de agua subterránea, en el entendido que la pluma de contaminación para el gas-etanol es 36 por ciento más amplio que la del combustible tradicional, de acuerdo con un artículo publicado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana de Colombia, citado en el comunicado.

También, el boletín refiere al Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación de 2008, Biocombustibles: Perspectivas, Riesgos y Oportunidades; que establece que los agrocombustibles poseen escenarios preocupantes de emisiones de efecto invernadero.

"Las emisiones de gases de invernadero para algunas materias primas y sistemas de producción de agrocombustibles podrían ser mayores incluso que las de los combustibles fósiles. Fargione y otros (2008) estimaron que la conversión de selvas lluviosas, turberas (tipo de humedal), sabanas y pastizales para producir etanol y biodiésel en Brasil, Indonesia, Malasia o los Estados Unidos de América libera al menos 17 veces más dióxido de carbono que lo que estos biocombustibles ahorran anualmente al sustituir a los combustibles fósiles. Estos autores consideran que serán necesarios 48 años para compensar esta «deuda de carbono»", establece el informe de la FAO.

Hasta ahora, la Refinadora ha indicado que la mezcla del etano con la gasolina permite reducir el consumo de combustibles fósiles y gases de efecto invernadero, mismos que contribuyen al calentamiento global.

Efectos en la salud

La nota de prensa indica -al citar otro estudio de la Universidad Javeriana- que en Brasil y Colombia se han reportado afectaciones a la salud ambiental por el uso de etanol, primordialmente por la generación de sustancias cancerígenas en su combustión.

A ello se le suma la evapo-transpiración, que genera gases que deterioran la calidad del aire en ciudades con temperaturas promedio por encima de los 16 grados Celcius (como ocurre en la mayoría del territorio nacional).

Los documentos de referencia establecen que la combustión de la gasolina con etanol provoca la presencia de acetaldehído y formaldehído, con "consecuencias muy graves".

El primero de los compuestos orgánico presenta probables efectos carcinogénicos y es un agente irritante para las mucosas respiratorias y con reconocida toxicidad para las plantas. El segundo, en cambio, produce cáncer en animales y puede causar cáncer y enfermedades respiratorias y de la piel en humanos.