Adaptar el teletrabajo y las actividades diarias es un reto aún mayor para esta población durante la emergencia del coronavirus
17/05/20 | 13:08pm
Esteban Chaverri tiene 37 años y vive en Grecia de Alajuela. Él, al igual que la mayoría de costarricenses tuvo que readaptar su vida con la pandemia del COVID-19 y acostumbrarse a trabajar y pasar su tiempo libre en casa, con la diferencia de que tiene retinosis pigmentaria, una condición degenerativa que le impide ver.
"En este contexto de la pandemia me ha tocado acostumbrarme a diferentes actividades, sobre todo en el tema del teletrabajo. En ese proceso he encontrado algunas dificultades en el sentido de que las personas como yo usamos en la computadora programas lectores de pantalla que nos leen lo que va apareciendo. El problema es que algunas veces no todas las páginas son accesibles o algunos documentos"; dijo Chaverri, quien es sociólogo y trabaja en la Unidad de Discapacidad de la Asamblea Legislativa.
El funcionario comentó que su esposa Laura, quien es orientadora, ha tenido dificultad para usar el programa Microsoft Teams, herramienta que usa el Ministerio de Educación Pública, ya que no es completamente accesible y ella tiene distrofia de conos y bastones, condición que también le afecta la visión.
"El programa que usa el MEP no es completamente accesible con el lector de pantalla, entonces ha tenido que buscar ayuda con otros compañeros que le ayuden con los procesos para usarlo, incluyendo estudiantes en los grupos y demás", dijo vía telefónica a AmeliaRueda.com.
Esteban trabaja como sociólogo en la Asamblea Legislativa. Foto: Esteban Chaverri
Esteban también es profesor de maestría en la Universidad de Costa Rica, y tuvo que readaptar todo su curso a una modalidad virtual desde la primer semana.
"Ahora estoy utilizando Skype para dar las clases, es un poco más accesible con el lector de pantalla. Me cuesta un poquito, pero me ayudo con los estudiantes, no puedo verlos pero ellos se identifican para aprenderme sus voces. Vamos por la mitad del curso de forma virtual y hemos podido salir adelante", expresó.
Luego de que ambos lograron adaptar el teletrabajo a su rutina, una dificultad que han tenido es limitar el uso del sentido del tacto, debido a las restricciones del Ministerio de Salud para evitar el contagio con el coronavirus y con el cual se apoyan para realizar sus actividades de manera independiente.
"Lo que más nos ha generado estrés es cuando tenemos que salir a hacer mandados, por ese miedo a tocar una superficie donde pasó alguien que estornudó o que está enfermo, o que nos den un billete o producto que lo haya tocado una persona y que no podemos evitar tocarlo porque es nuestra forma de reconocer el entorno", indicó este vecino de Grecia.
Esteban mencionó que también les preocupa el relacionarse con alguien que esté contagiada con el virus.
"Una persona que ve puede distinguir a una persona enferma o que está tosiendo mucho, en el caso nuestro hasta que interactuemos con esa persona nos damos cuenta si se escucha enferma o la oímos estornudar, y no se pueden tomar las medidas de distanciamiento. Al requerir apoyo de otros cuesta evitar la cercanía, sobre todo en la calle" relató.
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Tanto él como su esposa se han apoyado en personas de su total confianza cuando tienen que hacer compras, también han recurrido a los servicios express, pero cuando esto no es posible, deben tomar el riesgo de salir a la calle.
"Cuando te dicen no podés tocar las cosas, evitá saludar a la gente con la mano y no tocar todo lo que está alrededor, se nos ha complicado montones, un tiempo tuvimos que usar guantes, y para tocar los billetes u otras superficies nos costaba un poco, incluso para usar el bastón", dijo.
Laura y Esteban son parte de las personas con discapacidad visual que han tenido que cambiar su rutina debido al coronavirus. Foto: Esteban Chaverri
Para ambos el lavado de manos se ha vuelto más importante que para el resto de la población debido a la exposición de más que tienen al verse obligados a tocar las superficies y los objetos.
"Apenas uno llega a la casa de una vez usamos todos los protocolos correspondientes. El bastón, al ser nuestros ojos, también nos corresponde desinfectarlo para evitar que se convierta en un foco de contagio", comentó.
En el poco tiempo libre que han tenido, ambos disfrutan el escuchar música o películas apoyándose con herramientas de audio descriptivo que les van narrando lo que pasa cuando no hay diálogos. También les gusta buscar documentales y los juegos de mesa como el dominó que se puede manejar con el tacto.
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