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Rolando Álvarez.

Él es Rolando Álvarez, el obispo secuestrado por Ortega

Defensor a ultranza de los pobres y marginados de su país, el prelado nicaragüense ha sido frontal en denunciar los abusos de poder y la represión gubernamental. Fue sacado de su diócesis por oficiales la madrugada de este viernes. Se desconoce su paradero

Yuri Lorena Jiménez

19/08/22 | 16:30pm

El anuncio que le dio la vuelta al mundo la madrugada de este viernes 19 de agosto fue dramático, aunque se podría decir que era temidamente esperado: “Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, se publicó en la cuenta oficial de la entidad religiosa en Facebook, al reportar con un inconfundible tenor de alarma e indignación que la policía nicaragüense había arrestado al padre Rolando Álvarez junto a a otros cinco sacerdotes y tres laicos.

Se veía venir. El obispo, fuerte opositor del régimen de Daniel Ortega tenía 18 días de permanecer retenido en la Curia, vigilado por oficiales que tenían órdenes de no dejar que el prelado saliera. Literalmente, él y sus compañeros estaban privados de libertad.

El nombre de Monseñor Álvarez cada vez resuena con más fuerza en el escenario político de Nicaragua: desde niño soñó con convertirse en sacerdote, lo logró con honores tras huir de su país y afincarse en Guatemala, luego se especializó en diversas áreas que se especifican más adelante y finalmente se empiezan a comprender sus diferencias cada vez más fuertes con el gobierno de Daniel Ortega, a partir de la crisis que vivió Nicaragua en el 2018 y cuyas heridas están lejos de sanar.

Máxime tras la detención que él y sus compañeros de cautiverio, sufrieron la madrugada de este viernes.

¿Quién es el sacerdote nicaragüense que está atrayendo la atención del istmo por estos días?

Muy joven, saliendo de la adolescencia, Rolando José Álvarez Lagos, el chiquillo que jugaba a ser sacerdote ya desde temprana edad, ensayando prédicas y afirmando a su familia y amigos que de grande iba a ser “Padre” , tuvo que exiliarse en Guatemala con tal de evadir el Servicio Militar Obligatorio de los sandinistas, recién entrados al poder, en 1979, tras la cruenta guerra en la que finalmente derrotaron al dictador Anastasio Somoza.

Su último fin en la vida, a pesar de su juventud, era no tener que empuñar armas contra sus coterráneos o contra ser humano alguno, como lo ha dicho en varias entrevistas a lo largo de su vida (cumple 56 años en noviembre próximo).

El portal periodístico Nicaragua Investiga, situado en Managua, publicó recién un esbozo de la biografía de Monseñor Álvarez, del cual se desprenden su firmeza y valentía a la hora de oponerse abiertamente al régimen de Daniel Ortega, las cuales lo habrían llevado a convertirse en un temido opositor para los sandinistas.

Nació en Managua en el seno de un hogar cristiano conformado por Miguel Álvarez, un obrero de Managua que se congregaba en la comunidad Renovación Carismática. Su madre, nacida en Chinandega, colaboraba con la manutención de la familia como vendedora ambulante de atol y formaba parte del Camino Neocatumenal, una formación eclesial católica.

Diócesis

Policías impiden la salida de Monseñor Álvarez de la Curia, el pasado 4 de agosto. (Foto Diócesis de Matagalpa).

Fue el 4 de agosto cuando Monseñor Rolando Álvarez intentó salir de su morada y se encontró con un bloque de policías antimotines bloqueando el portón con actitud amenazante, armados con escudos, cascos y garrotes en mano, quienes le impidieron el paso. La Intención de Monseñor era ir a oficiar la misa de las cuatro de la tarde en la Catedral.

“Las autoridades superiores no han dado permiso”, dijo en un video que se viralizó en redes sociales para explicar a los feligreses de Matagalpa su ausencia en la misa a la que él mismo había convocado en horas de la mañana. “Nos encontramos aquí seis sacerdotes y seis laicos que nos tienen encerrados en la curia episcopal. Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la Policía, nunca la hemos irrespetado”.

El religioso se cruzó de brazos frente a los antimotines y les cantó: “Tú eres mi hermano del alma, realmente mi amigo…” -parafraseando la famosa canción del brasileño Roberto Carlos- una imagen que les erizó la piel a los presentes y cruzó las fronteras en medios escritos y, por supuesto, en redes sociales.

Aquellos policías escudados fuertemente lo veían con vergüenza y pena al tener enfrente al obispo sin armas entonando una canción de amistad. “En ciertos momentos difíciles que hay en la vida, buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida”, cantó más fuerte el obispo (…) Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la Policía, nunca la hemos irrespetado. Sin irrespetar a los hermanos (policías) que tienen sus familias y que son nuestros amigos”, dijo el cura a los uniformados que le impidieron la salida.

El arresto de este viernes, calificado como un "secuestro" por parte de prensa local e internacional, se da en un momento donde las tensiones entre la Iglesia católica y la esfera política de Nicaragua van en aumento, según un análisis de la agencia AFP, secundado por varios medios de comunicación alrededor del mundo.

En un comunicado publicado unas horas después del suceso, la Policía de la nación centroamericana aseguró que el obispo estaba en Managua, bajo "resguardo domiciliar". Las autoridades mencionaron un "operativo que permitió recuperar la normalidad para la ciudadanía y las familias matagalpinas".

"Preocúpense por llevar el traje de fiesta en el Reino de Dios", fue lo último que escribió Álvarez en Twitter, unas horas antes de ser capturado.

Sin que haya trascendido la explicación sobre el procedimiento policial, hasta las primeras horas de la tarde de este viernes tampoco se había dado a conocer por parte del gobierno de Daniel Ortega el paradero del religioso y de sus acompañantes. En un escueto comunicado publicado unas horas después del suceso, la Policía de la local aseguró que el obispo estaba en Managua, bajo "resguardo domiciliar". Las autoridades mencionaron un "operativo que permitió recuperar la normalidad para la ciudadanía y las familias matagalpinas".

Noble, firme y brillante académico

Muy joven, saliendo de la adolescencia, Rolando José Álvarez Lagos, el chiquillo que jugaba a ser sacerdote ya desde temprana edad, ensayando prédicas y afirmando a su familia y amigos que de grande iba a ser “Padre” , tuvo que exiliarse en Guatemala con tal de evadir el Servicio Militar Obligatorio de los sandinistas, recién entrados al poder, en 1979, tras la cruenta guerra en la que finalmente derrotaron al dictador Anastasio Somoza.

Su último fin en la vida, a pesar de su juventud, era no tener que empuñar armas contra sus coterráneos o contra ser humano alguno, como lo ha dicho en varias entrevistas a lo largo de su vida (cumple 56 años en noviembre próximo).

El portal periodístico Nicaragua Investiga, situado en Managua, publicó recién un esbozo de la biografía de Monseñor Álvarez, del cual se desprenden su firmeza y valentía a la hora de oponerse abiertamente al régimen de Daniel Ortega, las cuales lo habrían llevado a convertirse en un temido opositor para los sandinistas.

Nació en Managua en el seno de un hogar cristiano conformado por Miguel Álvarez, un obrero de Managua que se congregaba en la comunidad Renovación Carismática. Su madre, nacida en Chinandega, colaboraba con la manutención de la familia como vendedora ambulante de atol y formaba parte del Camino Neocatumenal, una formación eclesial católica.

Su hermana, Vilma, contó a la revista Magazine que desde chiquito se hacía llamar “padre Miguel” y empezó a convertirse en líder de pastorales juveniles en las Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo.

Al no hacer el Servicio Militar, hubo dos o tres ocasiones en que se lo llevaron preso durante redadas de rutina. “Era mucho dolor y sufrimiento ver lo que hacían… Él nunca se involucró en la política, solo en la religión”, narró su hermana a la mencionada revista.

Incansable

Por las razones descritas, Rolando se radicó en Guatemala, donde estuvo como refugiado hasta que su caso fue revisado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y se comprobó el riesgo que corría en su propio país por ser un líder religioso.

Siempre de acuerdo con Nicaragua Investiga, en Guatemala terminó la secundaria en el colegio católico San Pablo, donde se graduó con honores. A sus 21 años cursó estudios filosóficos en el Seminario Mayor Nacional Nuestra Señora de la Asunción, según detalla el sitio web de la Diócesis de Matagalpa.

Más tarde lograría su bachillerato en Teología en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, para luego graduarse en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana, también en Roma.

Su hoja de vida impresiona, pues a todas luces es un gran estudioso y, a estas alturas, un erudito. Realizó el Curso de Formación Permanente para los Presbíteros, en el Institutum Sacrum Ministerium de la Congregación para el Clero de la Santa Sede y es Máster en Doctrina Social la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca; además participó en el Seminario Nuevas Perspectivas para la Comunicación Eclesial del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

Apoyo a sacerdote Álvarez

Una manifestación frente a la Embajada de Nicaragua en Costa Rica, en apoyo al Obispo Álvarez, tuvo lugar este viernes en San José. (Fotografía AFP).

Por fin, su sueño

Su anhelo desde niño se hizo realidad a sus 28 años, cuando fue ordenado sacerdote en la Catedral Metropolitana Inmaculada Concepción de María de la Arquidiócesis de Managua; de inmediato fue enviado inmediatamente como formador del Seminario Mayor de la Arquidiócesis. También lideró el departamento de Disciplina y del área académica de Filosofía y Teología.

Luego estuvo al frente de la parroquia San Francisco de Asís, en Bolonia, por cinco años. Y de 2005 a 2011 fue portavoz de la Arquidiócesis de Managua. En ese mismo periodo se desempeñó como secretario adjunto de la Secretaría del Episcopado de América Central.

En marzo del 2011 fue consagrado Obispo de la Diócesis de Matagalpa, con la bendición del Papa Benedicto XVI.

En simultáneo con su prolífica formación teológica, el Obispo Álvarez empezó a destacarse como un férreo defensor de la fe, de los desposeídos, de las víctimas del régimen de Daniel Ortega.

El obispo se ha destacado por su servicio pastoral a los pobres, marginados y excluidos. No titubea en señalar los abusos del poder y la represión de la Policía Nacional. Se le ha visto en momentos convulsos, como en la lucha contra la minería en el municipio de Rancho Grande en el 2015.

Fue mediador y testigo del primer fallido diálogo nacional en 2018, junto a otros obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Ahora está siendo investigado por supuesto “delito fabricado” por el régimen de Ortega y le impuso casa por cárcel. Álvarez reaccionó ante la prensa y en sus redes sociales: “Estoy siendo investigado, bien no sé de qué, pero ellos estarán haciendo sus propias conjeturas”.

En mayo de 2018, integró el equipo del Conferencia Episcopal que sirvió de testigo y mediador en el primer Diálogo Nacional entre el régimen de Daniel Ortega y la oposición. En ese momento, Nicaragua vivía días de una rebelión cívica que prácticamente habían paralizado el país con más de cien barricadas (tranques) en calles y carreteras y constantes marchas multitudinarias de protestas que llegaron a exigir la renuncia de Ortega.

A monseñor Álvarez se le ha visto visitando comunidades remotas a lomo de caballo, cocinando, trapeando pisos o bailando en alguna actividad religiosa.

A estas alturas, el sacerdote es una de las voces más críticas de la jerarquía católica de Nicaragua. Sus sermones frecuentemente fustigan la violación a los derechos humanos, la persecución religiosa y los abusos de poder, tal cual sostienen análisis como los de la agencia AFP.

Tanto Daniel Ortega como la Primera Dama, Rosario Murillo, acusan a la iglesia Católica de Nicaragua de apoyar la rebelión ciudadana que comenzó en abril de 2018, la que califican de “intento de golpe de Estado”, y mantienen un constante asedio contra algunos sacerdotes y obispos. Álvarez es uno de los rostros más visibles. Y ahora, perseguidos.

Como antecedente ante los últimos hechos, el lunes 1 de agosto el régimen de Ortega ordenó el cierre de siete emisoras católicas de la diócesis de Matagalpa, y fuerzas de la Policía asaltaron la capilla Niño Jesús de Praga, de la ciudad de Sébaco, con la intención de incautar el equipo de la radio católica que ahí funcionaba.

Según un recuento de la investigadora nicaragüense, la abogada Martha Patricia Molina, la iglesia Católica de Nicaragua ha sufrido, hasta esta semana, más de 250 agresiones de parte del régimen de Daniel Ortega y sus simpatizantes, entre las que cuentan golpizas a sacerdotes, profanaciones a templos, ataques armados, quemas y asedio, entre otras.

En mayo de este año, Álvarez denunció en un video la “persecución” que sufría de parte del régimen sandinista y anunció un ayuno indefinido “a agua y suero” hasta que cesara el acoso.

“Hoy he sido perseguido durante todo el día por la policía sandinista” afirmó el obispo de Matagalpa en el video y relató que al preguntarles a los agentes el motivo de la persecución “me han informado que ellos obedecen órdenes” y que lo hacían por su seguridad. “Los que nos hacen sentir inseguros con esa persecución son ustedes, hermanos policías”, les habría dicho Álvarez, según su testimonio.

Papa y Rolando

Monseñor Álvarez junto al Papa Francisco, en fecha no determinada. (Fotografía AFP).

De vuelta a los hechos acaecidos el 4 de agosto, a la siete de la mañana, monseñor Álvarez puso de nuevo en jaque a los policías que lo venían vigilado. Cargando la imagen del Jesús sacramentado, y vestido con los ornamentos sagrados de su culto, salió a la calle a rezar y encarar a sus perseguidores. En el video, grabado por algunos de sus ayudantes, se ve cómo coloca la imagen religiosa frente a varios agentes y jefes policiales, que retroceden incómodos. “Esta es una batalla entre el bien y el mal”, proclamó.

“Cómo se atreve este mal llamado sacerdote (monseñor Álvarez) a explicar lo que debe ser un diálogo entre nicaragüenses si él, violentando los consejos del propio Jesús El Cristo de amaos los unos a los otros, más bien envió a las hordas antidiálogo a masacrar al pueblo en las rotondas con sus temibles barricadas y sus temibles turbas enmascaradas”, descalificó en septiembre de 2018, el oficialista periódico 19 Digital.

El segundo diálogo también fracasó y el régimen mantiene desde entonces la campaña de acoso y persecución contra los obispos y sacerdotes que considera que apoyaron la rebelión ciudadana de 2018.

La madrugada de este viernes, mientras las fuerzas policiacas cercaban la Curia y detenían a Monseñor Álvarez y sus otros acompañantes, cientos de personas se acercaron al lugar para intentar resguardar la seguridad del Monseñor y otros religiosos cuando escucharon sonar las campanas de la iglesia. Un rugido de solemne y conmovedora protesta en medio de las detenciones o “secuestros”, como califican muchos nicaragüenses lo que ocurrió en Masaya.

Mientras imperan el temor y la incertidumbre sobre lo que ha estado ocurriendo los últimos días en Nicaragua, crecen las voces de quienes, a nivel mundial, exigen al Papa Francisco que se pronuncie y ejerza su liderazgo como máximo jefe de la Iglesia Católica.

Sin embargo, el Sumo Pontífice ha guardado, hasta ahora, lo que medios como CNN han dado en calificar como “el estruendoso silencio del Papa Francisco.

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