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Tica vive en Nueva York desde hace 29 años.

Tica sobreviviente de Covid-19 en Nueva York: “Soy afortunada, vencí al virus, pero tengo miedo"

Tras 22 días de batalla, la costarricense Ruth Alvarado, de 56 años, logró vencer al nuevo coronavirus en la ciudad más impactada en los Estados Unidos.

15/04/20 | 19:33pm

Ruth Alvarado, una artista plástica de 56 años, es una de las primeras costarricenses residentes en la ciudad de Nueva York que logró vencer con éxito la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus Covid-19, que hasta este miércoles ha cobrado la vida de más de 132 mil personas alrededor del mundo.

Con la voz entrecortada y una profunda alegría, la tica narró a AmeliaRueda.com su proceso de recuperación, los miedos a los que ha tenido que enfrentarse y el cambio que experimentó su vida después de haber sido diagnosticada con este mortal padecimiento.

“No ha sido sencillo, pero soy una mujer afortunada por estar aquí contándote esta historia, vencí el virus, lo logré, pero no miento, sigo con la incertidumbre y con el temor de la enfermedad”, reconoció en una entrevista telefónica.

La costarricense afirmó con gran certeza que fue contagiada con el virus durante un viaje en tren que realizó desde su casa ubicada en West New York hasta Manhattan, ya que días después de su traslado empezó a sufrir los primeros síntomas de la enfermedad.

“Como soy artista me muevo con mucha regularidad a esta zona, después de mucho tiempo de no salir decidí agarrar un tren rumbo a Manhattan y cinco días después empecé a sentir que mi salud empeoraba”, dijo.

Asimismo, confirmó que los usuarios del transporte público no aplicaban los protocolos de estornudo ni de distanciamiento social por lo que el riesgo de contagio era mayor.

“No tengo dudas de que fue ahí, los trenes son focos de contaminación muy importantes y en ese momento como había tan poca información sobre el virus, las medidas de protección eran mínimas, a las personas no les importaba”, mencionó.

Los primeros síntomas

Cinco días después de su viaje en tren, Ruth empezó a sentir cambios importantes en su cuerpo, principalmente recuerda sentir una debilidad en los brazos y piernas, que aumentaba al hacer esfuerzo físico, por más mínimo que fuera.

Con el paso de los días, se fueron sumando más síntomas: dolores intensos de cabeza, fiebre y una tos seca persistente, este último factor fue el que la puso en alerta sobre si lo que sentía podía ser Covid-19.

“No te miento, el coronavirus es una enfermedad que tiene tantos síntomas que te confunde, a veces parece gripe y otros días parece que es alergia”, detalló.

Tras ver que su condición empeoraba y que con el paso de los días la debilidad era más fuerte y que la tos ya empezaba a dificultar su respiración, la costarricense decidió ir a un hospital cerca de su casa en West New York, para descartar que su padecimiento fuera coronavirus, por la similitud de síntomas que presentaba.

“Llegué a la clínica y a pesar de que cumplía con todos los factores de portar el virus, la enfermera que me atendió me dijo que lo que tenía era una gripe, ni siquiera me tomó la temperatura, me mandó a guardar reposo y que siguiera tomando Motrin para el dolor”, contó.

Aliviada por el diagnóstico, la costarricense admitió que tras descartar que su padecimiento se tratase de coronavirus, pasadas unas horas visitó a una amiga para ver una película, sin saber que días después ella también iba a contraer la enfermedad. “La contagie a ella, yo no sabía, me confié del parte médico que me dieron, fue una experiencia muy dura”.

Pese a que los doctores la diagnosticaron con una “gripe”, la condición de salud de Ruth seguía deteriorándose y nuevos síntomas atípicos a la enfermedad salieron a flote entre ellos: la pérdida en el olfato y el paladar y un sarpullido tipo “escama” en sus piernas y brazos, este último factor la hizo reconsiderar una segunda consulta.

“Me comuniqué con una doctora a través de videollamada y le mencioné sobre mis síntomas y sin necesidad de una prueba médica, me confirmó que tenía coronavirus y ahí el mundo se congeló”, contó.

Sobre este tema, el ministro de Salud, Dr. Daniel Salas, explicó este miércoles que el diagnóstico de la enfermedad sin pruebas depende de la fase epidemiológica en la que el país se encuentre y que generalmente se aplica cuando se supera la cantidad de procesamiento diario de muestras.

Positiva por Covid-19

“Desde el primer día que te diagnostican es un proceso muy fuerte a nivel mental, no sabés si vas a empeorar y tener que llamar a una ambulancia”, describió Ruth, una vez que fue diagnosticada con el virus.

La tica de 56 años describe que la enfermedad que produce el nuevo coronavirus es cambiante y afecta de diferentes formas a las personas. “Hay días que te sentís bien y hay otros en los que no te podés mover y te tumba en la cama”.

“Sentía mucha fatiga, me movía desde el cuarto hasta la sala y sentía que había caminado como 10 kilómetros, no tenía mucha hambre y por eso perdí un par de kilos pero creo que lo más difícil es la incertidumbre de qué va pasar, eso te vuela la mente”, detalló.

La vida de Ruth dio un giro, además de la fatiga física que naturalmente produce la enfermedad, su salud mental también se vio afectada, esto porque no podía salir y tener contacto con sus personas cercanas.

“Mis amigas me llevaban sopas y comida liviana y me la dejaban en la puerta de la casa, no podía verlas, eso te afecta tu salud mental, en un golpe muy difícil”, confirmó.

Después de 22 días de recuperación, Ruth empezó a sentir la mejoría, el cansancio se redujo y la fuerza incrementó. “Lo estaba logrando, lo estaba venciendo y créeme que el primer gran cambio que uno ve es en el ánimo”.

Días después a esta mejoría, una doctora de un Hospital de West New York, confirmaba la noticia, Ruth finalmente había vencido el virus.

La vida después del Covid-19

“Pese a que lo había logrado, la incertidumbre seguía, tenía mucho miedo de contagiarme o de sufrir una recaída, no quería volver a pasar lo mismo”, describió.

Ruth Alvarado admitió que su vida no va a volver a ser la misma después de haber superado una enfermedad que ha matado a más de 100 mil personas alrededor del mundo. “La vida no va a ser igual, el mundo ahora es distinto pero la vida sigue y uno tiene que continuar, más después de una oportunidad como la que yo viví”.

Después de un mes sin salir de casa, Ruth decidió hace un par de días ponerse un cubrebocas y salir a explorar la ciudad que la ha visto crecer desde hace 29 años.

“Salir ahora es tan diferente, la gente te ve como si fueras un criminal, hay mucho miedo y dolor en las calles. Parece mentira, pero la ciudad de New York, esa que antes no dormía, ahora está apagada, pero vamos a salir de esto, pronto volveremos a disfrutarla” concluyó.

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