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Ana Grettel Leandro, primera ingeniera en construcción del TEC

“Los trabajos con casco dejaron de tener género”, dice la primera ingeniera en construcción del TEC

​Ana Grettel ingresó a la carrera en 1975 y recuerda cómo las mujeres del grupo se iban cambiando de profesión al topar con obstáculos

11/09/21 | 12:49pm

Romper barreras y generar cambios no es fácil, pero si se tiene pasión por algo es necesario luchar para lograrlo, así define Ana Grettel Leandro su vida, mientras recuerda que quiso ser ingeniera en construcción cuando esa era “una carrera para hombres”, casi cinco décadas atrás.

Con su esfuerzo y dedicación, ella se convirtió en la primera ingeniera en construcción graduada del Tecnológico de Costa Rica (TEC).

No fue fácil, las personas que estaban a su alrededor le cuestionaban sus aspiraciones profesionales, incluso durante su época de estudio la señalaban por ser “la muchachita con casco”. Estas anécdotas quedaron en el pasado. Ahora doña Ana Grettel dice con orgullo que “los trabajos con casco dejaron de tener género”.

Para este mes del bicentenario en AmeliaRueda.com resaltamos el trabajo y la historia de personas que representan los valores costarricenses, de lucha y perseverancia, pero, sobre todo, de quienes marcaron un antes y un después y se convierten en inspiración para muchas otras personas.

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Poco apoyo

Doña Ana Grettel tenía apenas 16 años cuando empezó a preguntar sobre la carrera de ingeniería en construcción y recuerda que las respuestas fueron variadas.

“No lo recomendamos, los proyectos de construcción son difíciles, los servicios sanitarios incómodos, el ambiente con los obreros es complicado, el vocabulario… hay que hacer filas”.

Esas fueron parte de las referencias que le dieron a la joven soñadora, quien sólo pensó: “nadie me va a limitar mis sueños, lo que yo quiero”.

Los comentarios negativos llegaron de extraños y familiares, hasta su padre sentenció la idea y le indicó que “no le parecía”, incluso le dijo que no le daría dinero para pagar el examen de admisión y terminar estudiando con un “montón de mechudos”.

Estas palabras no afectaron su meta, Leandro consiguió el dinero, aplicó la prueba y la aprobó.

Ingresó al TEC en 1975 con un pequeño grupo de mujeres y recuerda que poco a poco la mayoría se fue cambiando de profesión, al final quedó ella y otra compañera (Flor Navarro) con un grupo de más de 40 hombres.

“No me arrepiento de nada”, dijo la ingeniera vía telefónica a AmeliaRueda.com.

“La gente se me quedaba viendo raro en las construcciones, pasaban los buses y todo el mundo señalaba a la muchachita con caso de la construcción. En las giras, por las noches, todos los compañeros se iban de fiesta y yo me quedaba sola en el hotel.

“Ahora veo el pasado y me siento orgullosa de lo que logré. Me convertí en ingeniera y hasta docente. Yo siempre le he dicho a mis hijos y a mis estudiantes que uno no debe dejar que le roben sus sueños y uno debe perseverar por lo que uno piensa y si uno cree que es bueno en algo, que algo le gusta y puede marcar la diferencia, hay que luchas por eso”, dijo Leandro al contar que está recién pensionada y espera poder seguir ejerciendo su pasión por medio de consultorías.

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Obstáculos

“A mi me gustaba porque creía que iba a ser buena, aunque todo el mundo me decía que no estudiara eso, que era algo para hombres y yo les decía pero, ¿por qué no puedo?.

“Luche y luche y tengo satisfacción de lo que logré con el paso de los años, yo siempre digo -que bueno que lo hice- porque veo que fue una brecha que rompí y me siento orgullosa de saber que inspiré a otras mujeres”, manifestó la pionera al mencionar que no todo es tan positivo.

El machismo siempre estuvo presente y ella quisiera que eso se vaya erradicando.

Durante su época de estudio tuvo profesores que dudaban de sus capacidades cuando sacaba una buena nota y, por ejemplo, le preguntaban a quién le copió. Tampoco se puede generalizar, recalca que también tuvo profesores muy buenos.

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La situación se repitió a nivel profesional, al ejercer, recuerda que tuvo algunos jefes y jefas con celos profesionales que no la dejaban avanzar y le ponían más obstáculos para evitar su crecimiento, pese a eso logró crecer y toparse, también, con jefes más objetivos “muy buenos y que dan confianza”.

Para la pionera del TEC en ingeniería de construcción hay limitantes que aún se mantienen y por esa razón es necesario que desde las familias se enseñen los valores de la igualdad.

“Hay que enseñarles a los hijos que todos podemos ser iguales, que todos tenemos que trabajar en lo que queremos, sin limitaciones. Debemos enseñar que podemos ser buenos en cualquier cosa que nos propongamos, podemos ser buenos sin importar el género, los trabajos dejaron de tener géneros, los trabajos con casco dejaron de tener género.

“Si una persona quiere hacer algo diferente es necesario que encuentre en su familia el apoyo necesario, que sus amigos la apoyen y sus compañeros de trabajo. Sobre el machismo y los celos profesionales, uno debe aprender a defenderse, poner límites y alzar la voz, a veces uno se deja pero es necesario denunciar”, dijo la ingeniera de 64 años.

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Doña Grettel recuerda que de su generación se graduaron 12, dos eran mujeres, las primeras en la historia del TEC en obtener ese título. De ellas, sólo Ana Grettel ejerció la profesión.

Luchar, romper barreras, esforzarse, ser positivo y no minimizarse, esas son las claves que promueve la ingeniera para alcanzar los sueños sin importar el qué dirán o dejando de lado los estereotipos sin sentido.

Actualmente el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) registra un total de 7.933 mujeres profesionales en dicha área, de las cuales 279 tienen su especialidad en construcción.

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