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​Científicos de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional afirmaron que el decreto es nocivo para las especies marinas amenazadas.

Plazo de consulta para decreto de especies marinas impidió a universidades públicas dar su criterio

​Científicos de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional afirmaron que el plan es nocivo para especies amenazadas

14/01/21 | 07:58am

A finales del 2020, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) envió a consulta un decreto que le permitiría comercializar especies marinas, incluso si están amenazadas. Mientras el tiempo corría, las universidades públicas estaban cerradas.

Cuando los científicos se reintegraron a sus puestos, encontraron que el periodo para dar su criterio estaba por cerrar, según cuenta Mario Espinoza, biólogo del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

“No dio tiempo a entidades ambientales y de conservación para emitir criterios. En la UCR nos agarró tarde. Son cosas que uno sabe por qué se hacen, en tiempos extra para evitar confrontaciones”, aseguró el especialista.

El plazo de la consulta —del 16 de diciembre al 7 de enero— impidió a científicos de la UCR y de la Universidad Nacional (UNA) otorgar un criterio sobre el decreto. Los investigadores aseguraron que este habría sido negativo.

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La propuesta elevada a consulta le otorga al Instituto Costarricense de Pesca (Incopesca) “autoridad científica” para decidir cuáles especies son de interés pesquero, incluso si están en peligro de extinción.

En el pasado, la entidad usó esa autoridad para catalogar a los tiburones martillo, mako y sedoso como especies comerciales, pese a que todas estaban amenazadas.

“Es un tema de conservación. No podemos poner a personas con intereses económicos específicos a definir si esta especie es o no motivo de conservación. (...) La Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA) está en contra”, dijo el director de la unidad académica, Ángel Herrera.

El MAG defendió el decreto pese a la oposición de universidades y del mismo Ministerio de Ambiente, argumentando que realizaría estudios para asegurarse de que se realice una extracción “sostenible”.

Sin embargo, tanto Herrera como Espinoza cuestionaron la capacidad de Incopesca de realizar estudios científicos de este tipo, debido a que no cuentan con recursos suficientes ni personal capacitado.

Criterios negativos

Como parte de la consulta, cuatro entidades emitieron un criterio sobre el decreto: el Colegio de Biólogos, el Ministerio de Ambiente y las organizaciones Marviva y Fins Attached. Todos dieron argumentos negativos.

La propuesta de decreto otorga al Incopesca una “autoridad científica” ante la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). Es decir, podría decidir cuáles especies marinas amenazadas se pueden comercializar.

El Ministerio de Ambiente criticó en su consulta que darle ese poder a Incopesca podría llevar a “conflictos de interés”. “Respetuosamente solicito que no se considere la propuesta elevada a consulta”, señaló la ministra de Ambiente, Andrea Meza, mediante el oficio DM-012-2021.

El Colegio de Biólogos, por su parte, señaló que “las autoridades científicas deben ser entes independientes, por lo que no deben estar designadas en ningún ente asociado a la administración”.

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Bajo condiciones normales, un comité científico —conformado por colegios profesionales, universidades y sociedad civil— tomaría las decisiones sobre especies amenazadas.

Tanto Marviva como Fins Attached aseguraron que esto pone en riesgo a poblaciones de tiburones en estado frágil, como el caso del tiburón martillo o el tiburón sedoso. Ambas se encuentran en peligro de extinción.

Pese a que no participó en la consulta, el Sector Pesquero Nacional emitió un comunicado en apoyo al decreto y defendió la labor de Incopesca como “conocedor de la materia”.

Estudios débiles

Tanto el Ministerio de Agricultura como el Sector Pesquero Nacional señalaron que Incopesca realizará estudios para proteger las especies marinas amenazadas. Pero los científicos de la UCR y la UNA criticaron esto.

“Incopesca no tiene los suficientes recursos económicos para poder vigilar, controlar y regular que el tiburón martillo no sea sobreexplotado. Todavía menos para que no se extinga”, aseguró Herrera, de la UNA.

Para definir el futuro de la especie, Incopesca realiza estudios llamados “dictámenes de extracción no perjudicial” (DENP). Hasta el momento, el dictamen del tiburón martillo es negativo para exportación, pero se sigue pescando en el mercado interno.

Pero Espinoza, quien ha participado en la elaboración de estos dictámenes, aseguró que la información es insuficiente, debido a que solo se tienen datos recogidos en los puertos nacionales y no en el mar.

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“La información que existe para Costa Rica, que logra decidir el futuro de las especies, es muy poca. El Incopesca planea tener de esa poca información, tener dictámenes que sean válidos”, aseguró el especialista en tiburones.

“Yo no creo que Costa Rica tenga suficiente información técnica de muchas especies que logre justificar exportación”, añadió.

En el pasado, Incopesca ya presentó estudios deficientes para orientar política pública. Sobre la pesca de arrastre, la institución realizó una investigación que sobredimensionó los beneficios de esta técnica por 30%, debido a un mal cálculo en los porcentajes.

tiburon

Especies frágiles

Incopesca creó en 2017 una lista de especies de interés pesquero, en la cual incluyó a las tres especies de tiburón martillo que habitan las aguas de Costa Rica. Esto pese a que están en un estado grave, según científicos.

Una de las dificultades para conservar esta especie es su lento crecimiento. Estos animales pueden tardar entre 15 y 17 años en alcanzar la madurez sexual, por lo que proteger a los juveniles es vital para la especie.

Pero esto no sucede actualmente. Entre los 448 cuerpos de tiburón descargados en puertos nacionales en 2019, un 86% eran tiburones juveniles.

Una caída en las poblaciones de la especie podría alterar todo el ecosistema, dijo Espinoza. Los tiburones regulan a otras especies que podrían multiplicarse descontroladamente.

“Tener tiburones en un sitio puede ser importante para mantener la actividad pesquera. Hay toda una asociación entre tiburones y el potencial pesquero de la región”, explicó el biólogo marino.

Además, el científico aseguró que los tiburones tienen un alto valor comercial para el turismo en zonas costeras. “Es una economía que busca tener a los tiburones vivos”, culminó Espinoza.

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